La educación sentimental de una seducida y abandonada en Barcelona

18/11/08

Terrorismo sentimental: el futuro llegó hace rato




Ayer, en uno de esos coloquios internacionales con "las mujeres que aman demasiado", después de dejar en claro que cuarenta años de revolución sexual y de feminismo solo nos han complicado las cosas, y de arribar a las transitadas tesis de siempre(todos los hombres mienten, y, por sobre todas las cosas, no todos los hombres son iguales: algunos son peores) creo que es hora, mis queridas seducidas y abandonadas, de parar un poco con la catarsis y la especulación teórica y pasar a lo concreto, a la praxis dialéctica:

En primer lugar, basta de quejarse de que tooooooodos los hombres mienten.

Aunque, cuando aparece el salamero de siempre, ese que dice: "me hubiera gustado estar ahí"(leáse: con vos),chicas, ya no nos quedan muchas opciones, para la verdadera acción:

Como verdaderas víctimas y conejitos de indias de la generación del pacifismo y el power flower, la primera opción es, por supuesto, creerle.
Y, en consecuencia, ponerte una túnica blanca, prender un incienso, sumarte a las huestes de la congregación de la Madre Teresa e intentar salvar al mundo.

Pero, como eso es casi imposible, la otra, es sacar tu pequeña Sarah Connor de adentro, patear la mesa, cargar con un solo brazo, apuntar y vaciarle el cargador de la itaka en la cabeza.
Sin embargo, si todavía no estás preparada, para el bautismo de fuego de una verdadera terrorista sentimental, la opción más estratégica (para evitar bajas civiles engrosando tu prontuario) es, simplemente, aprender a mentir.

Mentir, casi siempre, es fácil: primero, adoptás posición de retaguardia y armas en descanso, sacás tu mejor sonrisa dócil de Sara Kay y, con toda la seguridad del mundo, decís, sin pestañear: "sí, querido, a mí también me hubiera gustado que estuvieras ahí".

Por eso, el futuro no es de Sarah Connor.
El futuro es, sin duda alguna, de Sara Kay, amigas.

Imaginense: un ejército de nenitas ingenuas con pequitas, mucho rosa, ambientes bucólicos e invasión de frambuesitas, frutillitas, florcitas por todos lados, dominando el mundo!

Agotadas, por el esfuerzo intelectual y el desgaste emocional que supone la interpretación de la histeria masculina, solo sobreviviremos (si por sobrevivir se entiende no convertirse en una solterona resentida), las que adoptemos la estrategia Sara Kay: camuflar los rollitos en holgadas soleras de volados y puntillitas, aspirando a la exclusiva compañía de un vikingo analfabeto y musculoso, que antes de irse a arar el campo, nos satisfaga sexualmente todas las mañanas, y nos deje comiendo queso de cabra y haciendo art craft en nuestra humilde casita de la pradera.

Por eso, a nivel de relaciones sentimentales, deberíamos volver a la epoca de la colonia. O, mejor, antes, a la época de las cavernas.
Lo más alejadas, generacionalmente, de nuestras madres militantes del divorcio, el librepensamiento y los derechos civiles.

Sí, mis queridas valquirias del amor, el futuro llegó hace rato.
Estamos condenadas a un presente absoluto que se nos caga de risa desde la sonrisita dócil e ingenua de Sara Kay.



(Estas líneas no serían posibles sin la inspiración y el apoyo logístico de la compañera Celina "Bordolino" en el frente azteca, colaborando con su reporte diario del estado de las relaciones bilaterales Barcelona-DF, Mexico)

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